¿Es la caries una enfermedad infecciosa?

La caries es una enfermedad infecciosa

La caries es una enfermedad infecciosa que puede afectar tanto a niños como a adultos. Existen múltiples factores a tener en cuenta, entre ellos: las características de la persona susceptible de ser infectada, las de las bacterias que pueden infectar y el ambiente que favorecerá más o menos el desarrollo de la enfermedad. Las características de cada individuo son difíciles de modificar, ya que forman parte de su propia naturaleza y herencia genética. La forma de los dientes, las características del esmalte y la dentina en cuanto a su dureza, textura etc, y las propiedades de la saliva.

Nuestra capacidad de influir en ellas es limitada por lo tanto tenemos que analizarlas para optimizar nuestro tratamiento y nuestra valoración del riesgo a enfermar.

Las bacterias

Se caracterizan por ser acidófilas y anaerobias es decir que se desarrollan en ambientes ácidos y en ausencia de oxígeno. Se alimentan de hidratos de carbono principalmente de azúcares, provocando una acidificación importante de la saliva. Entre las más importantes están los lactobacilus y los estretococos mutans, aunque se sabe que hay otras muchas que sin ser tan importantes contribuyen a crear un ambiente más propicio para el crecimento bacteriano generando un ambiente ácido. Para poder iniciar un diagnóstico hay que detectar la presencia de estas bacterias incluso antes de que hayan generado lesiones en los dientes, de esta forma podremos prevenir las caries.

El ambiente

La caries se genera y se modifica por todo lo que hay en la boca, es decir, las propias bacterias, los dientes y encías, los aparatos, los hábitos higiénicos, las medicinas, la dieta, presencia y permanencia de los hidratos de carbono en la boca. El más importante, el azucar, presente en muchos de los alimentos que consumimos hoy en día.

La boca en condiciones normales está preparada para estar sana. Para entender la enfermedad de las caries debemos entender cómo es el proceso por el que se desarrolla. Las bacterias presentes en la boca e imprescindibles para una correcta digestión están controladas por la saliva que contiene unas sustancias, inmunoglobulinas, que controlan la proliferación bacteriana excesiva, y mediante los bicarbonatos que hay en la saliva se controla el pH de forma que se mantenga constante en unos valores básicos en torno a 7, este control permite que el diente no se desmineralice y las bacterias proliferen más lentamente.

Cuando disminuye nuestra salivación por ejemplo por la noche o al tomar ciertos medicamentos o respirar por la boca, disminuye nuestra capacidad de defensa. La dieta juega un papel muy importante en la aparición de caries, no sólo en cuanto a qué comemos también influirá cada cuánto, en qué consistencia y durante cuánto tiempo estamos introduciendo hidratos de carbono en la boca.

Cuando comemos las bacterias inician la digestión con una fermentación de los hidratos de carbono, esto provoca una acidificación de la saliva, bajando el pH, para solucionarlo aumenta la salivación lo cual equivale a un aumento de sustancias como son los bicarbonatos que restablecen los valores de pH, y al aumentar la saliva se favorece la eliminación de restos de comida. Cuando aumenta la permanencia de los hidratos de carbono en la boca bien por una ingesta repetitiva, mala higiene, etc., la capacidad de defensa disminuye y la saliva permanece con valores de pH más bajos de lo normal iniciándose así la destrucción de los dientes y aparición de caries.

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