Somos muy afortunados por haber nacido en un país con recursos, y qué mejor manera de agradecer ésta suerte, que ayudando a los demás, por eso decidí irme de voluntaria con una ONG a trabajar como odontóloga.

Odontología solidaria en Puerto Plata

El destino fue Puerto Plata, República Dominicana, en la frontera con Haití, todo un cambio de aires, que me hizo ver mi profesión desde otro punto de vista, mucho más humano, y a valorar más muchas cosas cotidianas que para nosotros son algo habitual, pero que a mucha gente les falta.

Dos semanas inolvidables, con un ritmo frenético, a pesar de estar en el Caribe, no había tiempo ni de tomar el sol.

Nos levantábamos a las 7:00 de la mañana, incluso antes si te tocaba formar parte de la brigada de madrugadores, y cuando llegábamos ala Universidad, donde estaba montado el operativo, ya había una larga cola de gente esperándonos.

La brigada madrugadora se encargaba de clasificar a los pacientes en función de sus necesidades de tratamiento entre los diferentes departamentos disponibles: prótesis, operatoria dental, cirugía, odontopediatría y profilaxis.

A pesar de nuestros lloros y tristeza por ver la situación tan precaria de tanta gente, también tuvimos muchas satisfacciones, y alegrías, al sacar una muela complicada (todo un logro con los pocos medios que teníamos), o al conseguir “sonrisas”, ya que todo nuestro esfuerzo se veía muy recompensado. La odontología solidaria es una experiencia inolvidable.